Texto periodístico y modelo de comentario
SELECTIVIDAD

Los resultados de la prueba de selectividad de este año revelan, al menos en Cataluña, que la media de alumnos ha obtenido un suspenso en matemáticas aplicadas, en ciencias sociales, en lengua y literatura, en física y química. La estadística de que dispongo no indica qué asignatura es un coladero de tal calibre que ha permitido que el 87% de los alumnos presentados haya aprobado con una nota media de 5,8.

El fenómeno no es nuevo ni nos pilla desprevenidos y las voces que reiteran la gravedad de la situación lo hacen con aire desesperanzado. El mundo es cada día más competitivo y nosotros más incompetentes. Supongo que se refieren a nuestra incompetencia en el terreno de la ciencia y la tecnología, cosa que a mí me preocupa poco. Que la mayoría no pase el examen de química tiene una importancia relativa. Sólo se necesita un número determinado de químicos para atender las necesidades de la comunidad. Al resto nos basta con saber que el detergente de la lavadora no debe ingerirse.

Más preocupante es el pobre resultado obtenido por los estudiantes en el apartado de lengua, porque considero importantísimo que todo el mundo sea capaz de entender y expresar de palabra y por escrito ideas que vayan más allá de lo visceral y lo estrictamente deportivo, y esto, aunque nadie lo crea, sólo se aprende estudiando. Pensar que una cosa es hablar y escribir y otra distinta la gramática es un error muy extendido. Para comprobarlo sólo hay que acudir a los medios de difusión, donde advertirá que, aparte de algunos profesionales, el ciudadano se expresa como un protozoo. En el lenguaje oral, los gritos y los desplantes, algunos acentos locales, la imitación de defectos físicos y un casticismo barato disimulan la magnitud de la catástrofe. Por escrito, ni eso. Frente a esta situación, los políticos encogen sus anchos hombros. La enseñanza es un problema insoluble: alumnos reacios, profesores deprimidos, presupuesto insuficiente y un plan de estudios enmarañado e ineficaz. Sí, el resultado es malo, pero otros años fue peor. El mismo razonamiento que se aplica, por estas mismas fechas, a los incendios forestales. Y expuesto con un rigor y una elocuencia que en la prueba de selectividad sacaría, con suerte, un 3 pelado.

MENDOZA, Eduardo: Selectividad. EL PAÍS, 12-VII-2004
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MODELO DE COMENTARIO: “SELECTIVIDAD”, de Eduardo Mendoza

Nos encontramos frente a un texto periodístico, pues se caracteriza por transmitir la información de una manera inmediata (la fecha del texto demuestra esa inmediatez de la información en relación a los hechos contados o comentados), por tratar temas conectados con la realidad (en este caso, el pobre dominio de nuestra lengua demostrado por los resultados del examen de selectividad), y su intención de homogeneizar y orientar ideológicamente a los destinatarios (el autor claramente pretende convencernos de la necesidad de expresarnos correctamente).

En cuanto al género, el texto pertenece a los denominados de interpretación, ya que el periodista cuenta los hechos (malos resultados de Selectividad) y los comenta mostrando su preocupación sobre todo por el fracaso concreto en el área de lengua. Se trata, por consiguiente, de un artículo de opinión, concretamente una columna, dada su breve extensión en la que predomina la subjetividad del emisor (“considero importantísimo”, tercer párrafo) y una clara finalidad didáctica, pues el escritor nos invita a reflexionar sobre el mal uso que hacemos de nuestra lengua. Por otra parte, el artículo no se somete a una rígida estructura y está firmado por un escritor de renombre, ajeno suponemos a la plantilla del periódico en que aparece el texto y que mantiene el interés a lo largo del escrito.

El autor emplea la técnica expresiva de la exposición-argumentación, como corrobora el que informe sobre los hechos (el pésimo empleo de la lengua) y lo argumente (“Los resultados de la prueba de selectividad” , línea 1; “el ciudadano se expresa como un protozoo”, tercer párrafo). Como argumentaciones esenciales, recurre al apoyo proporcionado por las estadísticas (párrafo primero), a la analogía con el fracaso en otras áreas del saber (química, por ejemplo), a los ejemplos seleccionados de los medios de comunicación (tercer párrafo), a la desmotivación generalizada en el terreno de la enseñanza (tercer párrafo), etc. Son precisamente estas argumentaciones las que contribuyen también a dar coherencia y sentido al texto, ya que la defensa de la idea del autor se construye en torno a ellas.

Continuando con la coherencia, la tesis o tema defendido por el autor y que se constituye en el eje sobre el que gira todo el contenido del texto, se encuentra al principio del tercer párrafo, donde se defiende la necesidad de que todos sepamos entender y expresar correctamente las ideas y el único medio de aprenderlo es estudiando. En el presente caso, se han empleado como centro de interés de la información hechos culturales en relación con acontecimientos de actualidad (los resultados de selectividad).

La postura del autor ante el tema queda fijada ya en el primer párrafo como una mirada escéptica ante el dramático tema del mal empleo que hacemos de la lengua. Esta postura está presente en todo el texto e igualmente contribuye a darle coherencia.

El texto, estructurado externamente en tres párrafos de desigual extensión, se organiza internamente en tres apartados:

Planteamiento. Comprende todo el primer párrafo y nos informa de que, pese a los malos resultados generales de selectividad, los alumnos –gracias a alguna asignatura coladero- han obtenido una nota media de 5,8.

Desarrollo (párrafo segundo y casi la totalidad del tercero). El autor expone los posibles motivos de tan nefastos resultados y su preocupación por los mismos, sobre todo en lo que atañe a la lengua.

Conclusión (seis últimas líneas). El autor apela con desesperanza a los que únicamente podrían resolver tal situación: los políticos y todos los sectores implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

El título escueto del escrito (“Selectividad”) alude a un hecho concreto que ha constituido el detonante para la reflexión expresada por el escritor; por tanto, está perfectamente relacionado con el texto y resulta muy significativo.

En cuanto a la propiedad textual de la adecuación, comenzaremos mencionando que el emisor del texto emplea la primera persona verbal (“la estadística de que dispongo”, párrafo primero) haciéndose presente en todo momento, y manifiesta su conocimiento del mundo mediante el empleo de datos tomados inmediatamente de la realidad (la estadística de selectividad, la situación en los centros de enseñanza, etc.), alusiones a diferentes áreas del saber (química, gramática…), el empleo de tecnicismos científicos (“protozoo”)… Este conocimiento del mundo se muestra también a través del empleo de una cita en estilo indirecto encubierto (“El mundo es cada día más competitivo y nosotros más incompetentes”, segundo párrafo), pues desaparece el verbo de lengua y se añade una expresión citativa (“las voces que reiteran la gravedad de la situación”, segundo párrafo).

El código está utilizado en su registro estándar, pues no presenta grandes variaciones sociales ni dialectales y se dirige, por tanto, a un lector muy heterogéneo, el lector de prensa, a quien aplica un tratamiento respetuoso que confiere al texto cierto grado de formalidad, como demuestra el uso de la tercera persona verbal en “advertirá” (tercer párrafo). En este sentido, se puede decir que existe adecuación entre el mensaje, el código y el registro lingüístico empleado.

El enfoque del autor es claramente subjetivo, tanto por la postura escéptica ante el tema, como por la selección de ejemplos que lleva a cabo (examen de selectividad, medios de comunicación…). Dicha postura subjetiva se manifiesta mediante distintos mecanismos de modalización: expresiones que denotan el grado de certeza con que se afirma lo dicho (“Que la mayoría no pase el examen de química tiene una importancia relativa”); la valoración negativa que hace de la realidad comentada mediante el léxico empleado (“Más preocupante es el pobre resultado…”); verbos volitivos en primera persona (“Al resto nos basta con saber…”); y la ironía presente en las últimas líneas del texto.

La función lingüística que predomina, además de la representativa (“Los resultados de la prueba de selectividad de este año revelan…”), es la expresiva, ya que el texto refleja las creencias y opiniones del autor (“Pensar que una cosa es hablar y escribir y otra distinta la gramática es un error muy extendido”).

El autor no utiliza muchos nexos ni marcadores para dar cohesión al texto. Para lograrla, ha recurrido fundamentalmente a los verbos en tiempo presente (“revelan”, “indica”, “es”, etc.). Además, emplea el párrafo partido, es decir, expresa una misma idea en dos párrafos unidos por expresiones de transición (“Más preocupante…”, que facilita visualmente la lectura apresurada del receptor de prensa. También encontramos la recurrencia presente en el sustantivo “fenómeno” que enlaza directamente con la curiosa contradicción expuesta en el primer párrafo; la repetición de la misma palabra (“resultados”). También sirve de cohesión el uso de deícticos de primera persona (“dispongo”, “me preocupa”, “considero”…), la deixis social presente en la alusión al receptor contenida en la palabra “advertirá” o la utilización del plural inclusivo (“El fenómeno no es nuevo ni nos pilla desprevenidos”) mediante el cual el emisor implica al destinatario en su propia opinión.

El estilo del autor está marcado por el uso de las siguientes figuras: estructuras paralelísticas de sustantivo más adjetivo (“en matemáticas aplicadas, en ciencias sociales”, “alumnos reacios, profesores deprimidos, presupuesto insuficiente” y bimembraciones (“en lengua y literatura, en física y química”), recursos ambos que, junto con el asíndeton o falta de nexo final contribuyen a prolongar en la mente del lector la enumeración de materias en las que los estudiantes han fracaso. También utiliza la metáfora “qué asignatura es un coladero” y la antítesis “el mundo es cada día más competitivo y nosotros más incompetentes” para expresar de forma plástica el contrasentido expuesto en el primer párrafo entre los resultados obtenidos en cada área y la nota media final. La comparación “el ciudadano se expresa como un protozoo” acentúa el nefasto uso que se hace de la lengua al identificar la expresión del ser humano con la de un animal microscópico, degradando mediante esta técnica esperpéntica a la persona que así se expresa.

El léxico se encuentra en consonancia con el tipo de registro utilizado que es el estándar, aunque con algún uso coloquial (“coladero”, “encogen sus anchos hombros”), mezcla característica del artículo de opinión. También es fundamental el empleo de oraciones enunciativas, como corresponde a un texto que pretende informar.

En conclusión, el texto es periodístico, es un artículo de opinión o columna, en la que el autor refleja asiduamente sus opiniones sobre los más diversos temas. En esta ocasión, refleja su preocupación por el deterioro y empobrecimiento de nuestra expresión lingüística. Se puede decir que el tema es de rigurosa actualidad, pues cuando se publica el texto apenas acaban de conocerse los resultados de selectividad y es este examen el que sirve como elemento de reflexión del mal uso que hacemos los hablantes de la lengua.

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